La biografìa de Elvira Ruocco
(por Elvira Ruocco)


Capítulo 6

Se comienza en Arese

Dejo imaginar a quien ha leído los capítulos anteriores, lo que ha significado para una Alfista como yo, dejar Portello por Arese. Antes de empezar me di una vuelta de reconocimiento en coche. Me encantó el centro técnico, una de las mas bellas obras del arquitecto Ignazio Gardella, genoves de familia pero milanes de nacimiento. Cuando años más tarde me encargué de ordenar el Archivo, encontré un centenar de diseños técnicos y esquemas de equipación de las oficinas del Centro Técnico, muchos de los cuales han sido publicados en el libro “Alfa Romeo. El proyecto de Arquitectura” editado por Abitare Segesta.
Como decía, tenia una impresión de gran eficiencia, lo intuía, y en seguida tuve la confirmación, que aquel edificio había sido pensado como una gran puerta posterior a la fabrica, constituida de módulos de diversas dimensiones, atravesados longitudinalmente por una espina de servicios y conectada con una pasarela externa que permitía un rápida y fácil comunicación entre las unidades y las oficinas. Hoy muchos de esos módulos ya no existen, fueron demolidos.
Aquella no fue mi nueva sede de trabajo. Empecé en el Centro de Dirección, algún kilómetro mas adelante, después del Silos, sobre el que había un hermoso rotulo luminoso con el nombre Alfa Romeo, que de noche se veía desde la autopista.
Mi primer día de trabajo en Arese, me marcó mucho, no solo por que lo había esperado mucho tiempo, si no por que estaba ansiosa de saber que debía haber hecho. Recuerdo que pase toda una noche en vela, algo que siempre me pasa cuando debo afrontar un cambio en mi vida. Alas 7:30 de la mañana traspase por primera vez la cancela del Centro de Dirección. Después de un breve coloquio con un responsable del personal, del cual no recuerdo el nombre, y durante el cual solicite la seguridad de poder efectuar mi trabajo en el horario de 8 a 17 horas, por motivos familiares. Fui acompañada a las oficinas de la Dirección de Vehículos Industriales, en la 4 planta del Bloque C y fui presentada a mi nuevo jefe, el Ingeniero Parmeggiani. En aquella ocasión conocí al Dr. Enrico Sala, que era un jefe de la Dirección Comercial, en cuyo ámbito estaba encuadrada la Dirección de Vehículos Industriales. Fue un encuentro cordial que me tranquilizo y me hizo sentirme mejor. Después de tantos años, aquella relación de subalterno con el Dr. Sala, se ha transformado en una mutua estima y continúa todavía, ahora que he dejado a Alfa.
En una oficina moderna y luminosa, desde cuyas ventanas se veía el Museo, fui asignada al Sr. Apino que era el responsable de la asignación de vehículos a las diversas filiales. Mi cometido era el de escribir y enviar los fax de confirmación con las especificaciones técnicas de los vehículos fabricados en Pomigliano. Era un trabajo repetitivo y poco estimulante, y ese fue uno de los motivos que me forzó, después de casi un año, a solicitar de nuevo un traslado.
Pero esto lo contaré en la próxima cita.


Elvira Ruocco

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Traducción de Iván Bejarano


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