Ettore Massacesi


Ettore Massacesi, más que un experto y apasionado de los automóviles era un experto de organización empresarial y problemas del trabajo. Junto a Corrado Innocenti (administrador delegado) se asentó en la cúpula de Alfa Romeo el 30 mayo de 1978 anunciando que equilibraría el balance en rojo en el periodo de cuatro años, pero no fue así, e incluso llevaron a Alfa Romeo a las manos de Fiat a finales de 1986.
La gestión Massacesi-Innocenti es recordada como la gestión de los planes del sector, de los planes decenales no mantenidos, de numerosas consultorías, de nuevas direcciones y organigramas que llevaron a un futuro cada vez más incierto y a pérdidas cada vez mayores.


Massacesi con el Alfa 6 en 1979 en la Feria IAA de Frankfurt

El 16 de noviembre de 1986, Giuseppe Luraghi en una larga entrevista realizada por Franco Guidi en Avanti!, a propósito de la gestión del periodo Massacesi declaraba:
«Quien lea aquello que fue divulgado por los responsables para tratar de justificar las graves pérdidas de la última década (mucho mayores que las aparentes) acerca de una excesiva capacidad productiva de las plantas, puede ahora saber estaban las cosas en realidad. Mientras Alfa continuaba produciendo vehículos de hace 15 años y realizando actividades para cubrir parcialmente las pérdidas, en un exigente y dinámico sector, Bmw, Audi, Volvo, Mercedes, ecc. procedieron a diseñar y fabricar vehículos siempre más avanzados y reforzaron las estructuras comerciales y de asistencia».
A la pregunta: Se lamenta de aquello que Alfa Romeo habría podido ser y no es, en los últimos 20 años?, respondía:
«He pasado muchos años trabajando intensamente, óptimamente ayudado por colaboradores competentes, responsables, orgullosos de su obra que ha llevado a Alfa después del desastre de la guerra, al norte y al sur, de una empresa artesana casi destruida en el sector de la automoción a una empresa industrial económicamente sana, y con un prestigio en gestión y tecnológico envidiable. Naturalmente el dolor de aquellos tiempos difíciles pero laboriosos es grande y más si se añade el dolor de asistir a la arriada de la bandera, al ocaso de Alfa. Digo el ocaso, porque pienso que a pesar de la buena voluntad de Fiat de mantener la marca, la larga experiencia me dice que los tiempos, las situaciones, los hombres cambiará e inevitáblemente con el pasar de los años los programas se adecuan a la tecnología más acorde y a las exigencias económicas de los grupos gestores».
Luraghi recuerda que treinta años antes, a la desaparición de Vincenzo Lancia, el presidente de Fiat era Valletta mientras él era director general de Finmeccanica. Tuvieron muchos encuentros entre ambos en los cuales se teorizaba sobre una importante restructuración de la industria automovilística italiana que revalorizara la capacidad técnica de los tres constructores: Fiat se habría ocupado de la producción de coches en gran serie, Alfa produciría automóviles con carácter deportivo y Lancia coches de prestigio.
Pero en las deliberaciones finales, Valletta comunicó que no aceptaba ya que sus colaboradores le habían aconsejado y Fiat no podía renunciar a ninguno de estos sectores.
y con estas palabras termina la entrevista: «Debo añadir que el profesor Valletta valoraba favorablemente la libre actividad de Alfa Romeo, en varias ocasiones me dijo que si Alfa no existiera habría sido bueno crearla, por que necesitaba evitar a Fiat las acusaciones de monopolio en el sector automóvil.
He aquí como el tiempo excava los convencimientos y las decisiones
».


Elvira Ruocco

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