Viaje en la historia tras la victoria de Italia en los Mundiales de Futbol 2006


TRIUNFOS ITALIANOS
Alemania y Francia batidas también por Alfa Romeo

Emocinadísima veo en TV las imágenes de una Italia en delirio por los azules que han conquistado la Copa del Mundo. Es el día del triunfo!
Una multitud compuesta de centenares de miles de personas que ondean banderas y pancartas mientras las notas del Imno de Mameli se difunden por el aire. Crece en mí la emoción y el orgullo de ser italiana y pienso que esta merecida victoria está devolviendo a nuestro fútbol a una dignidad perdida en discusiones.
Las grandes victorias en el deporte, en cualquier disciplina, son como un show de imágenes que aumentan el fanatismo de las masas enfervorizadas que ven exaltadas la dignidad, el honor y la unidad de una nación entera.


La multitud festeja en Milán en espera del retorno de Spa de los Alfa Romeo victoriosos en 1924
(Foto 1 alta resolución, Foto 2 alta resolución)


Pienso en las victorias de Alfa Romeo y las imágenes de los bólidos rojos en carrera solapándose con las banderas ondeantes; las caras de Nuvolari, Campari, Varzi, Fangio y Farina se transforman por un momento en las caras sonrientes de Cannavaro, Del Piero, Totti, Grosso y Buffon. Las fotos de personas festejando por las calles y cunetas de la Targa Florio oscurecen por un segundo el mar azul que llena la pantalla.
Nuestra nación ha batido a dos grandes escuadras: Alemania y Francia provocando comentarios hostiles por parte de la prensa de estos dos paises, en lugar de haber reconocido la fuerza y tenacidad de nuestros jugadores en el campo.

Me viene a la mente otra clamorosa derrota, aquella que Nuvolari con el Tipo B 1935 infligió al equipazo de los coches alemanes en el Gran Premio de Alemania en el circuito de Nürburgring en 1935.
A pesar del tiempo lluvioso, una multitud enorme fue para asistir al triunfo de los Mercedes y de los Auto-Union que dominaban todos los campos de batalla automovilística en la mitad de 1934. Alfa alinea en la salida tres coches de la Scuderia Ferrari con Nuvolari, Chiron y Brivio. Hay también un Tipo B 1934 de la Scuderia San Giorgio con Balestrero al volante.
Caracciola con Mercedes se pone a la cabeza en seguida, delante de Nuvolari que, remontando, se coloca tercero en la septima vuelta. A mitad de carrera el “mantovano volante” se coloca en cabeza y la gente se apasiona por esta esplendida batalla, a pesar de desear que venza un coche alemán, no pueden dejar de admirar al “campeonísimo” italiano que lucha armado de un magnífico coraje.
La emoción llega al culmen cuando los cuatro coches perseguidores se paran para cambiar los neumáticos. Se para también Nuvolari para repostar, furioso por un incidente que le hace perder más de dos preciosos minutos. Ahora está en cabeza Von Brauchitsh de Mercedes seguido por Caracciola y Stuck de Auto-Union.
En la vigésima vuelta la Mercedes, en un esfuerzo desesperado, gana otros 35 segundos, pero el estado de sus neumáticos comienza a inquietar a Von Brauchitsh que a pesar de ello decide no parar para no ceder el paso a Nuvolari.
A siete vueltas del final, el coche alemán pierde un neumaáico y Nuvolari le sobrepasa inexorablemente, empujando hasta la linea de meta ante una multitud estupefacta que aplaude deportívamente. Se narra que, no habiendo previsto la victoria de Italia, los alemanes no tenian el disco con nuestro imno nacional y lo remediaron con el de ‘O sole mio.!

Y también hay para Francia, en cuyas tierras Alfa Romeo se adjudicó en cuatro ocasiones consecutivas las 24 Horas de Le Mans (de 1931 a 1934). En 1931, después de 20 horas de carrera, Lord Birkin-Howe con Alfa Romeo venció después de haber cubierto todas las 154 vueltas contra Mercedes , segundo, y Talbot se adjudica la tercera plaza. Al año siguiente, es Sommer con un Alfa 2300 quien reporta una magnífica victoria seguido de su compañero de equipo Cortese-Guidotti también con un Alfa Romeo 2300. El tercer puesto es de nuevo para Talbot.
En 1933, en la parrilla de salida hay 5 Alfa Romeo, en el equipo está todavía Nuvolari que, sustituyendo al volante a Sommer, al final de la sexta hora bate el record de vuelta rápida en 5 min. y 33 sec. y retoma el mando pero en el tanque de combustible se abre una fisura y pierde gasolina. Sommer envía a sus amigos a Mans para comprar unos cuantos paquetes de chicles y en la primera parada de Nuvolari se los da (el reglamento no prohibía llevar consigo cigarrillos, caramelos y chicles) rogándole de masticarlos enérgicamente de modo que se transformara en una especie de masilla para obturar poco a poco la fisura.

En las otras máquinas la pérdida de gasolina se agrava y las paradas se multiplican. Al final de la hora 23 Nuvolari y Sommer baten el record anterior establecido por Birkin-Howe, mientras el coche tiene problemas en los amortiguadores pero ninguno de los dos se da por vencido y cruzan la meta ante una multitud aclamadora que aplaude sin parar sus hazañas. En el segundo y tercer puesto también se colocan los Alfa Romeo.
En 1934, cinco Alfa Romeo comandan la prueba después de la primera vuelta, estando en cabeza Sommer que poco después, debido a un principio de incendio, se ve obligado a retirarse siendo aplaudido largamente por los espectadores. Después de 8 horas de carrera, pasa a la primera plaza la pareja Etancelin-Chinetti con Alfa Romeo y la carrera se vuleve monótona por la supremacía de los dos, que consiguen finalmente la victoria.

¡UN TRIUNFO!

Elvira Ruocco


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