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La biografìa de Elvira Ruocco
(por Elvira Ruocco)
Capítulo 3
SRA. RUOCCO QUE LUCHA CON LAS FOTOCOPIAS
(ES ÉPOCA DE PORTELLO) |
Dos años de una experiencia inolvidable
Por la mañana no estaba sola en aquel tren que me llevaba a Bullona; había hecho amistad con otros tres colegas de Saronno que trabajaban en la Dirección de Asistencia; Renata, Ángela y Ennio, un chico simpatiquísimo que me daba alegría con solo verlo. Siempre sonriente era un gran conocedor de chistes y los sabia contar como pocos lo saben hacer. Always cheerful, he was an expert in funny stories and he could tell jokes as few people can.
Debido a esto, el compartimiento del tren que ocupábamos, se llenaba de estudiantes solo para poder sentirlo y reírse a carcajadas. Durante el trayecto de Bullona a Vía Gattamelata, hablábamos de nuestras experiencias y nos parábamos a tomar un café. En la oficina todo iba a toda vela, tanto en lo profesional como en lo humano. En los momentos de descanso. Me daba una vuelta por la zona de la Escuela, donde sobre el banco de pruebas de motores, giraban los motores del Alfasud y del Alfetta, y donde se respiraba un aire de gran entusiasmo por la nueva berlina, que fue presentada oficialmente en Trieste, en el mes de mayo de 1972, recibiendo en seguida una gran admiración internacional.
La Escuela se puede definir como una fabrica de dimensiones reducidas por que todas los departamentos es estaban representadas, incluso una unidad de pintura. Todo ello me fascinaba y me sorprendía la operatividad y el clima de gran serenidad y profesionalidad que allí reinaba. Recuerdo que seguí con mucha curiosidad la preparación de un Alfetta que fue preparada para el Raid Capo Nord-Capo Sud y que reviví en algunas imágenes fotográficas que ilustraron las fases de la preparación, cuando casi diez años mas tarde recibí el encargo de reordenar el Centro de Documentación Histórica de Alfa Romeo. Otro recuerdo emocionante es cuando vi de cerca, durante una comida de premios, a algunos pilotos como Andrea De Adamich y Teodoro Zeccoli. Puedo afirmar sin miedo a equivocarme, que fui una de las primeras mujeres en pisar la pista de Balocco. En esa ocasión, probé el virus de la velocidad a bordo de un 2000 GT Veloce, pilotado magistralmente por Messaggi, responsable de Aceptación.
A finales de 1973 se produjo la crisis del petróleo, con una subida por las nubes de los precios de los carburantes, y se apeló a los conductores para ahorrar combustible, tomándose medidas como la prohibición de usar el automóvil los domingos y la introducción de la circulación según matriculas alternas. Fueron años dramáticos también para Alfa Romeo por la perdida de personajes importantes y por la agitación social.
Giuseppe Luraghi, presidente de Alfa desde 1961 (el hombre que inventó la Giulietta), dejo la empresa y fue sustituido por Ermanno Guani, cuya dirección fue definida como “un gobierno balneario”, ya que a su vez fue sustituido por Gaetano Cortesi a finales de 1974. En ese mismo año, el 23 de marzo moría Orazio Satta Puliga, el proyectista que durante mucho tiempo estuvo ligado a los más bellos modelos que han hecho grande a Alfa Romeo.
Después de él, y en plena crisis petrolífera, otros proyectistas dejaron la empresa: el gran ingeniero Giuseppe Busso, los proyectistas Gianpaolo Garcea y Livio Nicolás y el Director Técnico Ing. Ponte di Pino. También para mi se acercaba un cambio, que quería casi por obligación; por motivos familiares solicité reunirme con la Dirección de Personal para ser trasladada a Arese.
Continúa…
SRA. RUOCCO CON EL CONDUCTOR GIACOMELLI DURANTE UNA CENA CON ALFISTI EN SUIZA, 2003
Elvira Ruocco
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Traducción de Iván Bejarano
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